La ansiedad está presente en todos los seres humanos.
Como ya sabés, es una emoción saludable.
Cuando la podemos gestionar es muy positiva, porque nos permite evaluar situaciones que podrían ser riesgosas.
También puede ayudar a ponernos las pilas con nuevos proyectos.
Nos alerta.
Sin embargo, hay manifestaciones de la ansiedad que no están buenas y nos hacen sufrir.
Cuando las preocupaciones de la vida cotidiana son persistentes y los miedos son excesivos, la ansiedad se puede transformar en un trastorno.
Y se manifiesta a través de episodios frecuentes de ansiedad intensa, miedo o pánico, que pueden llegar a alcanzar un máximo en cuestión de minutos.
Y la vida sexual, en estos casos, también se ve afectada.
Digamos que ansiedad y sexualidad no hacen buena pareja
Las personas con ansiedad, por supuesto que tienen la posibilidad de vivir una vida sexual plena.
Sin embargo, a la hora de encontrarse con otr@ en la intimidad, pueden sentirse «a prueba».
Como quien va a rendir un examen.
Allí surgen preocupaciones, inseguridades y miedos que tienen que ver con su cuerpo, pasar vergüenza, creer que no van a poder complacer a su pareja, sentirse insuficientes o ser rechazados.
Todos estos factores perjudican la búsqueda del placer.
Y el juego erótico desaparece o es reemplazado por actos sexuales rápidos y sin compromiso afectivo.
En las personas ansiosas las ideas anticipatorias sobrevuelan con fuerza e instalan situaciones inverosímiles o lejos de la realidad que se transforman en síntomas:
- Dolores en la penetración (vaginismo)
- No lograr una erección
- No alcanzar el orgasmo
- Eyaculación precoz
- Bajo o nulo deseo.
Pero, ¿todo está perdido?
Claro que no.
No te aisles, hacé una consulta con un especialista
Para revertir estas situaciones es conveniente hacer una consulta con un sexólogo o un psicólogo que se especialice en el tema.
Por supuesto, es de mucha ayuda adelantarse a las situaciones que nos producen estrés e inseguridad, y conversar con nuestra pareja.
No importa si es una relación estable o circunstancial.
Siempre es bueno compartir emociones y alertar al otr@ sobre las situaciones que nos angustian.
Meterse para adentro y encerrarnos en nuestro malestar, nos aleja del mundo y de la posibilidad de resolver lo que nos duele.
La mejor manera de aceptar la ansiedad es abrirnos y reconocer aquello que nos pasa.
Lo bueno y lo malo.
Si es tu deseo y si es lo que quieres, no permitas que la ansiedad te prive de disfrutar de una vida sexual activa.
No te la pierdas.
Y acordate: No sos tu ansiedad.
¡Hasta la próxima!