Esta es una charla imaginaria, pero probable:
-Che, qué caro es ir a terapia. ¿En serio te cobra eso por charlar una hora?
-Si, y a veces me dan ganas de pagarle el doble…jajaja.
-Jajaja, yo con esa guita me voy de joda todos los fines de semana o me cambio a un aifon.
Ocuparte de tu salud mental, ¿es un gasto o inversión?
En un posteo que hice en mi cuenta de Instagram —@nosostuansiedad— puse sobre la mesa este planteo y se generó un alto debate.
De esos lindos y respetuosos.
Porque acá aparece una especie de grieta. (Perdón por el término).
Es cierto que los servicios de salud son prohibitivos para mucha gente y solo los privilegiados pueden acceder a ellos.
Eso es verdad.
Sin embargo, algunos de esos afortunados no estiman la importancia de su propia salud mental, aunque sepan que precisan ayuda.
Y también, muchos de los que supuestamente no tienen solvencia económica, destinan sus gastos a otras cuestiones que no son prioritarias.
Al menos para mí.
Dije gastos.
Y por ahí va la cosa. ¿El huevo o la gallina?
Mirá, la salud mental es una necesidad básica a la cual todos deberíamos tener acceso.
Un tratamiento terapéutico sano y honesto podría ayudarte a revertir situaciones que tienen que ver con el trabajo, por ejemplo.
Hay mucha gente disconforme, aburrida y decepcionada con su trabajo o su profesión. Y no encuentra soluciones para salir de ese laberinto.
Encontrar opciones y nuevos escenarios puede ser el camino para iniciar un cambio.
Y ahí está el punto.
Es lindo y reconfortante poder comprarte una pilcha o cambiar el celu. Pero eso es pasajero si no podés resolver las situaciones que te generan angustia o intranquilidad.
Te propongo pensar la terapia como una inversión
Porque esperamos que algo de eso que invertimos, retorne a nosotros. En cambio, con un gasto, eso no ocurre.
¿Qué retorna a vos cuando hacés un buen tratamiento psicoterapéutico?
Aprendizaje, tranquilidad, equilibrio, aceptación, coraje, entendimiento, ganas de proyectar, alegría, flexibilidad, seguridad.
Tal vez pongas en primer lugar otras cosas: salidas, viajes, ropa, tecnología… Y está bien.
A lo que voy es que si tenemos la posibilidad y lo necesitamos, seleccionemos en dónde hacer foco. ¡Y tomar acción!
Y si finalmente te decidís a invertir en vos y buscar un profesional, preocupate de que sea un psicólog@ matriculad@.
Hay mucha mentira dando vueltas, y nuestra salud mental es demasiado importante para dejarlo en manos de cualquiera.
No tengas miedo de preguntar e indagar: qué tipo de terapia realiza, cuáles son sus pautas de trabajo y qué herramientas utiliza.
Me despido con una invitación a reflexionar:
¿Cuánto estás dispuesto a invertir en vos, en tu salud mental?
Si necesitás ayuda terapéutica, no dudes en ponerte en contacto conmigo y con mi equipo de profesionales.
¡Hasta la próxima!